Más Allá de los Cinco Sentidos: Comprendiendo y Apoyando la Hipersensibilidad Sensorial en el Autismo

En nuestro gabinete psicopedagógico, trabajamos a diario con la riqueza y la diversidad del neurodesarrollo. Una de las características que a menudo observamos en las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una forma única de procesar el mundo que les rodea, y en particular, una hipersensibilidad sensorial que puede impactar significativamente su día a día. Lejos de ser una “manía” o una “exageración”, esta hipersensibilidad es una realidad neurobiológica que merece nuestra comprensión, respeto y, sobre todo, estrategias efectivas para mitigar su impacto.

¿Qué es la Hipersensibilidad Sensorial en el Autismo?

Imaginemos un mundo donde los sonidos más cotidianos se perciben como un estruendo, donde las etiquetas de la ropa raspan como papel de lija, donde las luces fluorescentes parpadean con una intensidad cegadora, o donde un leve olor a comida se convierte en algo insoportable. Así es, en muchos casos, la experiencia de una persona con hipersensibilidad sensorial en el espectro autista.

No se trata de una agudeza sensorial superior, sino de una dificultad en la modulación y filtrado de la información sensorial. El cerebro recibe una cantidad abrumadora de estímulos sin poder organizarlos o priorizarlos adecuadamente. Esto puede manifestarse en diferentes sentidos:

  • Auditiva: Ruidos cotidianos (conversaciones, el murmullo de un frigorífico, el tic-tac de un reloj) pueden ser abrumadores. Los ambientes ruidosos (centros comerciales, fiestas) son una fuente de gran estrés.
  • Visual: Luces brillantes, fluorescentes, parpadeantes, patrones visuales complejos, o incluso la luz natural pueden resultar dolorosos o desorientadores.
  • Táctil: Ciertas texturas de ropa, etiquetas, costuras, el contacto físico inesperado o suave, o la temperatura del agua pueden generar aversión o malestar.
  • Olfativa y Gustativa: Olores o sabores que para la mayoría son neutros o agradables pueden ser intensamente desagradables o provocadores de náuseas. Esto a menudo se traduce en selectividad alimentaria.
  • Propioceptiva y Vestibular: Dificultades en la percepción del propio cuerpo en el espacio (propiocepción) o del equilibrio y movimiento (vestibular), lo que puede llevar a torpeza, necesidad de moverse constantemente o rechazo a ciertas actividades físicas.

Esta sobrecarga sensorial puede desencadenar ansiedad, frustración, irritabilidad e incluso crisis de desregulación emocional (a menudo malinterpretadas como “rabietas”).

Estrategias Desde Casa para un Entorno Amigable

La clave para ayudar a una persona con hipersensibilidad sensorial es crear un entorno predictivo, estructurado y lo más amable posible a nivel sensorial. Aquí te ofrecemos algunas estrategias prácticas para implementar en el hogar:

  1. Audición: El Santuario del Silencio:
    • Auriculares con cancelación de ruido: Indispensables para entornos ruidosos o momentos de sobrecarga.
    • Música relajante: Crear listas de reproducción con música suave o sonidos de la naturaleza que calmen.
    • Comunicación explícita: Avisar con antelación si va a haber ruidos fuertes (aspiradora, obras, visitas ruidosas).
    • Zonas tranquilas: Designar un espacio en casa (quizás una habitación pequeña o un rincón) donde puedan retirarse cuando necesiten silencio absoluto.
  2. Visión: Reduciendo la Carga Visual:
    • Iluminación cálida y tenue: Evitar luces fluorescentes. Optar por luces regulables o lámparas con luz amarilla suave.
    • Cortinas o estores opacos: Controlar la entrada de luz natural intensa.
    • Minimalismo visual: Reducir el desorden y los patrones visuales complejos en paredes y muebles. Un ambiente ordenado es menos abrumador.
    • Gafas de sol: Útiles no solo en exteriores, sino también en interiores con luces molestas.
  3. Tacto: Comodidad ante Todo:
    • Ropa sin etiquetas y costuras suaves: Priorizar tejidos naturales, suaves y holgados. Cortar etiquetas y probar la ropa antes de comprarla.
    • Texturas agradables: Ofrecer mantas pesadas (con supervisión), cojines de texturas variadas o peluches suaves para la autorregulación.
    • Rutinas de higiene con anticipación: Avisar antes de la ducha o el baño, usar toallas suaves y jabones sin olor fuerte.
    • Presión profunda: Algunas personas se benefician de la presión profunda (abrazos fuertes y consensuados, masajes firmes), que puede ayudar a organizar el sistema táctil.
  4. Olfato y Gusto: Un Mundo de Precaución:
    • Productos sin perfume: Elegir jabones, detergentes y productos de limpieza sin fragancias fuertes.
    • Ventilación: Mantener la casa bien ventilada para evitar la acumulación de olores.
    • Cocina y olores: Anticipar olores fuertes de comida, considerar cocinar cuando la persona no esté o ventilar muy bien.
    • Selectividad alimentaria: Respetar sus preferencias. Introducir alimentos nuevos gradualmente y sin presión, centrándose en texturas y sabores seguros. Ofrecer alimentos blandos, crujientes, o con sabores neutros según su preferencia.
  5. Propiocepción y Vestibular: Movimiento y Calma:
    • Actividad física: Promover el juego activo (columpios, saltos, empujar objetos pesados) de forma regulada y segura.
    • Materiales de presión: Las mantas de peso, chalecos de peso o juguetes para morder pueden ser herramientas útiles (siempre bajo supervisión profesional).
    • Juegos de equilibrio: Si lo disfrutan, actividades como balancearse o caminar por líneas pueden ser beneficiosas.

La Importancia de la Observación y la Flexibilidad

Cada persona en el espectro autista es única, y su perfil sensorial también lo es. Lo que funciona para uno, puede no funcionar para otro. Por ello, la observación atenta es nuestra mejor herramienta. Anota qué situaciones desencadenan sobrecarga, qué estímulos son más problemos y qué estrategias parecen funcionar mejor.

La flexibilidad es igualmente crucial. Puede que un día un sonido sea tolerable y al siguiente no. Estar abiertos a adaptar el entorno y las rutinas es fundamental.

Finalmente, recordar que la hipersensibilidad sensorial no es un “capricho” sino una forma diferente de percibir el mundo. Validar sus experiencias, ofrecer apoyo incondicional y trabajar juntos para construir un entorno que les permita sentirse seguros y cómodos es el mayor regalo que podemos ofrecerles. Desde nuestro gabinete, abogamos por un hogar que se convierta en un refugio, un espacio donde la persona con TEA pueda prosperar, libre de la abrumadora cacofonía sensorial del mundo exterior.

La comunicación con niños con Trastorno Espectro Autista (TEA)

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El trastorno espectro autista (TEA) pertenece al grupo de los trastornos generalizados del desarrollo (TGD). Los niños con este trastorno presentan problemas para comunicarse, ya que carecen de función simbólica, que es la capacidad que tenemos las personas para emitir nuestras representaciones al exterior para establecer un proceso comunicativo. Pueden no llegar a sentir interés por las personas, además de un comportamiento obsesivo. Les gusta que esté todo sistematizado y que sea a su vez muy rutinario. Sienten ansiedad cuando hay incertidumbre o se introducen novedades bruscas. Les cuesta entender el lenguaje verbal, sobre todo si utilizamos metáforas, ironías o expresiones con doble sentido («las peras»).

Para comunicarnos con estos alumnos, resulta recomendable comenzar utilizando sistemas aumentativos y alternativos de la comunicación. Sobre todo se recomienda utilizar sistemas visuales, que ayuden al alumnado a comprender el mensaje y asociar el lenguaje a una imagen determinada. Los recursos más utilizados son las fotografías y los pictogramas. Los pictogramas son imágenes representativas de determinado vocabulario. Podemos construir frases o secuencias de acciones a través de pictogramas para que el alumnado nos comprenda. Por ejemplo, si queremos intentar enseñarle que no está bien meterse el dedo en la nariz en público para sacarse un moco, le pondríamos dos pictogramas. El primero de ellos, es una foto o un pictograma donde sale un niño sonándose la nariz con un pañuelo o quitándose la burilla con el pañuelo. Al lado, un pictograma tachado donde aparece un niño metiéndose el dedo en la nariz. El tachón le indica que esa acción no es correcta hacerla. También se utilizan secuencias de pictogramas para indicar secuencias de acciones o actividades que van a realizarse a lo largo del día, de forma que le permita predecir lo que se va a hacer y, por lo tanto, reducir los síntomas de ansiedad por la incertidumbre.

Entre los recursos existentes, podemos utilizar tableros de comunicación, donde representemos mensajes, cuentos o incluso calendarios. Por ejemplo, podemos representar en un póster el calendario de la semana, con pictogramas de las materias que se trabajan cada hora o en cada momento de la jornada (antes y después del recreo, antes de ir al comedor…), con las acciones que se hace al entrar en clase (colgar el chaquetón, sacar los libros, saludar al profesor, portarse bien…), y con las fotos del profesorado que le va a dar clase. Cada niño puede tener su propia agenda de pictogramas, cuentos hechos con pictogramas, y en clase pueden utilizarse recursos visuales como las presentaciones en Powerpoint, los gráficos, los mapas, los flashcards, etc., para fomentar la atención y la comprensión de la información.

Cuando queremos enseñarles a hacer una actividad o a modificar su conducta, es importante ir avanzando de forma progresiva. Suelen rechazar los cambios bruscos, así que, si por ejemplo queremos hacerle probar un nuevo alimento, mejor empezamos con alimentos con sabores parecidos a los que le gustan a él (por ejemplo), y en pequeñas cantidades, combinándolo con alimentos que le gustan. Comenzamos siempre presentándole un menú con fotos de los platos que va a comer, y al final, como refuerzo, su postre preferido y la actividad que harán después de comer (por ejemplo, ver en la televisión su programa favorito). Se debe reforzar cada acción positiva que realiza.

Se recomienda leer libros como «Los niños pequeños con autismo. Soluciones prácticas para problemas cotidianos», del equipo DELETREA, el cual aporta unas ideas interesantes para educar a nuestros hijos con autismo. También sería positivo combinar esto con dinámicas que le permitan comprender las emociones de los demás, donde deba reconocer las expresiones de diferentes emociones básicas (alegría y tristeza, ira, miedo, etc.) comenzando con pictogramas y poco a poco usando fotografías y fotos donde no haya rostros representados pero que, por la situación explicada, deba seleccionar la emoción más oportuna.

Muchas de estas propuestas queremos trabajarla desde el Gabinete Psicopedagógico Kaposkly.