
Vamos a plantear el siguiente supuesto: Marco Antonio se levanta a las 9 de la mañana, y directamente se sienta delante del ordenador. Juega toda la mañana a su videojuego de rol preferido, desayunando en el dormitorio llevándose una taza de Cola-Cao y dos magdalenas. Al mediodía, abre sus correos electrónicos y se mete en la página web sobre el videojuego, para leer trucos, novedades y datos de interés. Lee los artículos que le interesan y comenta la mayoría de esas noticias, recibiendo a veces valoraciones positiva («flecha verde») o negativas («flecha roja»).
Llega la hora de comer. Su madre sufre una barbaridad para conseguir que Marco Antonio se siente en la mesa, y come a toda prisa y sin atender a las conversaciones de los demás. Tiene la cabeza en otra cosa, en lo que va a hacer a continuación en su ordenador. Por la tarde se conecta al mismo videojuego de rol, cuando su grupo de amigos de videojuegos se conectan, y durante toda la tarde se dedica a jugar a ese videojuego. Se acuesta tarde, y la mayoría de las veces porque su padre le obliga a acostarse porque si no, sería capaz de quedarse hasta muy tarde.
No sale nunca con amigos a la calle, solamente se relaciona con personas en su ordenador. Nunca quiere ir con sus padres a ningún sitio. Y estamos hablando de cuando está de vacaciones, porque en el instituto le va muy mal. Hay días en que falta a clase a escondidas para quedarse jugando, y cuando va a clase no atiende nunca a la explicaciones de sus profesores, apenas se implica en las tareas en grupo y no se habla con sus compañeros. Se queda normalmente dando paseos por el patio, solo, o pensando ideas para cuando vuelva a casa y continúe jugando. Ha suspendido 7 asignaturas en la última evaluación, y ya ha repetido un curso. Sus profesores no saben qué hacer con él, porque cuesta mucho conseguir que esté centrado y le motive lo que estudia. Han tenido charlas con él y con sus padres. Se sienten mal por no haber vigilado adecuadamente a su hijo, pero el problema es que ambos trabajan todo el día y llegan a casa muy tarde, y su hijo se pasa todos los días solo.
¿Qué es lo que le puede pasar a Marco Antonio? Es posible que tenga un problema de adicción a los videojuegos. No es adicto al ordenador, solamente a ese videojuego de rol. Lo sabemos porque solamente está dedicado a ese videojuego, y cuando lee algo, solamente lee páginas que hablan sobre ese videojuego. No se preocupa de relacionarse con otras personas, no hace caso a su familia (los ve como si fueran dos personas que viven solamente para pagarle el acceso a Internet y darle de comer), pasa de los estudios, etc. ¿Qué expectativas tiene Marco Antonio acerca de su vida? Solamente es adicto a ese videojuego concreto, a ese contenido.
Es importante realizar un diagnóstico y trabajar con él, aunque es importante que primero él admita que tiene un problema y necesita ayuda. Para ello el psicopedagogo puede ayudarle a darse cuenta de aquellos factores de su vida que está dejando de lado, sobre todo pensar sobre su futuro. ¿Realmente buscará trabajo cuando prefiere quedarse en casa jugando? ¿Cómo va a costearse el acceso a Internet y la comida si los padres deciden echarle de casa? Tras esto, se inicia un proceso el joven comenzará a controlar sus impulsos y a moderar el uso de la tecnología. No se trata de dejarlo ni de prohibírselo, sino de saber compaginar la tecnología con todo lo demás (estudios, amigos, trabajo, familia…) de forma adecuada. Se trabajan con él actividades relacionadas con el ocio alternativo, la educación para el consumidor, la autoestima y el autoconcepto, las habilidades sociales, la inteligencia emocional, etc., según sus necesidades. También es importante que las familias reciban el asesoramiento oportuno para saber cómo implicarse de manera adecuada.
Es un proceso que puede durar tiempo, pero los resultados pueden ser muy beneficiosos a largo plazo. Si necesitas ayuda, sea porque tengas dudas o sospeches de que eres adicto o que tienes a un familiar que pueda tener esos síntomas, ve a la sección de «Contacto«.