Educar en la era digital: cómo poner límites sanos sin perder el vínculo

La era digital ha transformado radicalmente la forma en que vivimos, nos comunicamos y, por supuesto, educamos a nuestros hijos e hijas. Si bien la tecnología ofrece un sinfín de oportunidades para el aprendizaje y el desarrollo, también presenta desafíos únicos, especialmente a la hora de establecer límites. Como padres y madres, nos enfrentamos a la difícil tarea de guiar a nuestros hijos e hijas en este mundo digital sin desconectarnos de ellos. ¿Cómo lograr un equilibrio saludable?

Entendiendo el panorama actual

Nuestros hijos e hijas han nacido en un mundo donde las pantallas son omnipresentes. Desde la Tablet en la cuna hasta los videojuegos y las redes sociales en la adolescencia, la tecnología es una parte intrínseca de su realidad. Negarles por completo el acceso no solo es irrealista, sino que podría dejarlos en desventaja en un futuro cada vez más digitalizado. Sin embargo, un uso sin control puede derivar en problemas como la adicción, el aislamiento social, la exposición a contenido inapropiado o el ciberacoso.

La clave: comunicación y empatía

Antes de establecer cualquier regla, es fundamental dialogar con nuestros hijos e hijas. Escucharlos, entender sus intereses y preocupaciones en el ámbito digital, y validar sus sentimientos. La imposición unilateral de normas sin explicación solo generará resistencia y resentimiento. En su lugar, optemos por un enfoque basado en la empatía: «Entiendo que te guste mucho este juego, pero necesitamos encontrar un equilibrio para que no afecte tus otras actividades«.

Estrategias para establecer límites sanos

Aquí te compartimos algunas estrategias prácticas para establecer límites sin romper el vínculo con tus hijos:

  • Establecer zonas libres de pantallas: Designa momentos y lugares en el hogar donde las pantallas estén prohibidas, como la mesa durante las comidas, el dormitorio a la hora de dormir o durante las reuniones familiares. Esto fomenta la interacción cara a cara y otras actividades.
  • Acordar tiempos de uso: En lugar de prohibiciones drásticas, pacta con ellos tiempos de uso diarios o semanales. Utiliza temporizadores si es necesario. La negociación y el compromiso son cruciales para que se sientan parte de la decisión.
  • Fomentar actividades alternativas: Anima a tus hijos a explorar hobbies fuera de la pantalla, como deportes, lectura, arte, música o juegos de mesa. Ofrece opciones atractivas que les demuestren que hay un mundo más allá de lo digital.
  • Ser un modelo a seguir: Los niños aprenden principalmente por imitación. Si tú mismo pasas todo el día con el móvil en la mano, será difícil que tus hijos entiendan la importancia de los límites. Predica con el ejemplo.
  • Educar sobre el contenido: No solo se trata del tiempo de uso, sino de lo que ven. Habla con ellos sobre la seguridad en línea, el contenido inapropiado, la privacidad y el ciberacoso. Enséñales a ser usuarios críticos y responsables.
  • Utilizar herramientas tecnológicas inteligentemente: Existen aplicaciones de control parental que pueden ayudarte a gestionar el tiempo de pantalla y filtrar contenido. Sin embargo, estas herramientas deben ser un complemento a la comunicación, no un sustituto.
  • Conectar en el mundo digital: Interésate por sus juegos, sus canales favoritos de YouTube o las redes sociales que utilizan. Esto te permitirá entender mejor su mundo y establecer un puente de comunicación, reforzando el vínculo. Pregúntales sobre lo que les gusta y qué están aprendiendo.
  • Ser flexibles y revisar las reglas: A medida que los niños crecen y sus necesidades cambian, las reglas también deben evolucionar. Realiza revisiones periódicas con ellos para ajustar los límites según su madurez y responsabilidad.

La importancia del vínculo

Poner límites no significa ser autoritario. Significa cuidar y proteger. Cuando establecemos normas con amor y respeto, nuestros hijos entienden que lo hacemos por su bienestar. Mantener el vínculo fuerte a través de la comunicación abierta, el afecto y el tiempo de calidad juntos es la base para que acepten y comprendan la importancia de estos límites.

Educar en la era digital es un desafío constante, pero también una oportunidad para enseñar a nuestros hijos a ser ciudadanos digitales responsables y equilibrados. La clave no es desconectar, sino conectar de otra manera, guiándolos con sabiduría y amor en este viaje digital.

Si necesitas asesoramiento o que ayuden a tu hijo/a en este sentido o a ti mismo, accede a la sección de Contacto.

¿Qué es ser adicto a las tecnologías?

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Vamos a plantear el siguiente supuesto: Marco Antonio se levanta a las 9 de la mañana, y directamente se sienta delante del ordenador. Juega toda la mañana a su videojuego de rol preferido, desayunando en el dormitorio llevándose una taza de Cola-Cao y dos magdalenas. Al mediodía, abre sus correos electrónicos y se mete en la página web sobre el videojuego, para leer trucos, novedades y datos de interés. Lee los artículos que le interesan y comenta la mayoría de esas noticias, recibiendo a veces valoraciones positiva («flecha verde») o negativas («flecha roja»).

Llega la hora de comer. Su madre sufre una barbaridad para conseguir que Marco Antonio se siente en la mesa, y come a toda prisa y sin atender a las conversaciones de los demás. Tiene la cabeza en otra cosa, en lo que va a hacer a continuación en su ordenador. Por la tarde se conecta al mismo videojuego de rol, cuando su grupo de amigos de videojuegos se conectan, y durante toda la tarde se dedica a jugar a ese videojuego. Se acuesta tarde, y la mayoría de las veces porque su padre le obliga a acostarse porque si no, sería capaz de quedarse hasta muy tarde.

No sale nunca con amigos a la calle, solamente se relaciona con personas en su ordenador. Nunca quiere ir con sus padres a ningún sitio. Y estamos hablando de cuando está de vacaciones, porque en el instituto le va muy mal. Hay días en que falta a clase a escondidas para quedarse jugando, y cuando va a clase no atiende nunca a la explicaciones de sus profesores, apenas se implica en las tareas en grupo y no se habla con sus compañeros. Se queda normalmente dando paseos por el patio, solo, o pensando ideas para cuando vuelva a casa y continúe jugando. Ha suspendido 7 asignaturas en la última evaluación, y ya ha repetido un curso. Sus profesores no saben qué hacer con él, porque cuesta mucho conseguir que esté centrado y le motive lo que estudia. Han tenido charlas con él y con sus padres. Se sienten mal por no haber vigilado adecuadamente a su hijo, pero el problema es que ambos trabajan todo el día y llegan a casa muy tarde, y su hijo se pasa todos los días solo.

¿Qué es lo que le puede pasar a Marco Antonio? Es posible que tenga un problema de adicción a los videojuegos. No es adicto al ordenador, solamente a ese videojuego de rol. Lo sabemos porque solamente está dedicado a ese videojuego, y cuando lee algo, solamente lee páginas que hablan sobre ese videojuego. No se preocupa de relacionarse con otras personas, no hace caso a su familia (los ve como si fueran dos personas que viven solamente para pagarle el acceso a Internet y darle de comer), pasa de los estudios, etc. ¿Qué expectativas tiene Marco Antonio acerca de su vida? Solamente es adicto a ese videojuego concreto, a ese contenido.

Es importante realizar un diagnóstico y trabajar con él, aunque es importante que primero él admita que tiene un problema y necesita ayuda. Para ello el psicopedagogo puede ayudarle a darse cuenta de aquellos factores de su vida que está dejando de lado, sobre todo pensar sobre su futuro. ¿Realmente buscará trabajo cuando prefiere quedarse en casa jugando? ¿Cómo va a costearse el acceso a Internet y la comida si los padres deciden echarle de casa? Tras esto, se inicia un proceso el joven comenzará a controlar sus impulsos y a moderar el uso de la tecnología. No se trata de dejarlo ni de prohibírselo, sino de saber compaginar la tecnología con todo lo demás (estudios, amigos, trabajo, familia…) de forma adecuada. Se trabajan con él actividades relacionadas con el ocio alternativo, la educación para el consumidor, la autoestima y el autoconcepto, las habilidades sociales, la inteligencia emocional, etc., según sus necesidades. También es importante que las familias reciban el asesoramiento oportuno para saber cómo implicarse de manera adecuada.

Es un proceso que puede durar tiempo, pero los resultados pueden ser muy beneficiosos a largo plazo. Si necesitas ayuda, sea porque tengas dudas o sospeches de que eres adicto o que tienes a un familiar que pueda tener esos síntomas, ve a la sección de «Contacto«.