¿Por qué es importante desarrollar la resiliencia en los niños y niñas?

¡Buenas a todos y a todas! Antes que nada, pedir disculpas por el retraso en subir una nueva entrada al blog del Gabinete Psicopedagógico Kaposkly. La mayoría de las entradas estaban programadas desde hace tiempo y entre una cosa y otra he estado demasiado liado. En este ocasión, en vez de traeros un caso práctico resuelto, os aporto unas reflexiones personales sobre un tema de actualidad: La resiliencia.

resiliencia

La resiliencia es la capacidad que tienen las personas de afrontar de forma positiva los conflictos, dificultades y adversidades que surgen en la vida diaria, de maneras que estas sean consideradas como retos y oportunidades para el aprendizaje y el crecimiento personal. Los niños también pueden verse dentro de numerosos conflictos, como los siguientes:

  • Ser víctimas de un caso de acoso escolar o bullying.
  • Vivir en una situación de pobreza, con escasos medios y dificultades para poder comer o tener ropa.
  • Dificultades de aprendizaje, lo que conlleva problemas para alcanzar determinados aprendizajes, afectando a su autoestima.
  • Malas rachas en los estudios, sobre todo a medida que se va subiendo de nivel. Dificultades para asimilar y seguir los aprendizajes, con la amenaza de repetir curso pisándole los talones.
  • Conflictos y problemas de convivencia con sus iguales.
  • Problemas amorosos, para aquellos que sean adolescentes.
  • Dificultades para hacer amistades y tener una vida social estable a un nivel deseado.
  • Problemas familiares, como conflictos entre los padres, procesos de separación conflictivos donde hay juicios por la custodia.
  • Situaciones de maltrato infantil y/o violencia de género.
  • Vivir en un territorio en estado de guerra.
  • Vivir en un espacio que sufre confinamientos agresivos debido a una pandemia.

Podríamos mencionar muchos más. Ahora, ¿cómo desde casa podríamos ayudar a los niños a ser más resilientes?

  • Recordarle cuáles son sus fortalezas, es decir, aquellas habilidades que tienen, qué se les da bien hacer, lo que han logrado hasta ahora gracias a su esfuerzo y dedicación…Es importante trabajar su autoestima.
  • Ayudarles a superar sus dificultades a través de pautas, consejos, simulacros e incluso ayuda profesional, en caso de ser necesario (psicólogos, psicopedagogos, profesores particulares…).
  • Mantener una relación de afecto y confianza, demostrándole a nuestros hijos que pueden confiar en nosotros para que se desahoguen y les podamos ayudar, sin enfadarnos sin necesidad. Para ello, los padres deben trabajar la escucha activa y empática, para así saber entender lo que le sucede al niño bajo su percepción y forma de ver la vida y todas las situaciones. Aquello que para nosotros puede no tener importancia, para el niño bajo su forma de ver la vida sí lo tiene. Es importante que las familias entendamos eso.
  • Ayudarles a buscar el lado positivo de cada situación. Por ejemplo, si están tristes porque les va mal en matemáticas, el lado positivo es que si superan la materia, las dominarán mejor y se sentirá más capaz en un futuro de superar dificultades que tenga en otra materia porque ya sabe las herramientas para ello y se frustrará menos cuando llegue el momento.
  • Ayudarles a desarrollar sus habilidades sociales, es decir, que aprendan a iniciar conversaciones, a hablar en público, a dirigirse a terceras personas, a hacer recados, a afrontar situaciones y conflictos sociales donde intervengan otras personas, que sepan pedir ayuda a las personas más adecuadas en cada caso…
  • Trabajar la iniciativa, por ejemplo, permitiéndoles proponer planes para hacer en familia los fines de semana, a tomar decisiones sobre qué se van a poner para salir a pasear, qué decidan qué van a cenar al menos dos veces por semana, jugar a resolver acertijos y enigmas, debatir sobre noticias que se ven en la televisión y qué podría hacer él para resolverlos…
  • Desarrollar la capacidad de pensamiento crítico viendo dibujos animados que tengan una moraleja o mensaje, y debatir sobre ese mensaje, su importancia, su aplicación en la vida diaria…
  • Buscar un tiempo para desconectar de todo y sentirse bien. Posibilitarle participar en actividades que se le den bien y le resulten placenteras, desde actividades extraescolares hasta actividades de ocio para el fin de semana y las vacaciones. Es bueno que puedan estar en contacto con sus amistades y familiares más apreciados (por ejemplo, tíos y primos, abuelos…), con la naturaleza, hacer deporte de forma regular, participar en actividades de relajación (pilates, yoga, masajes, Mindfulness…), tener una dieta equilibrada…Se debe evitar que los niños consuman excesivas chucherías, los cuales les harán sentirse peor y más agotados.
  • Ayudarle a aceptar que los cambios forman parte de la vida. Acceder a nuevos retos académicos donde requiere mayor dedicación a los estudios, mudanzas, hacer nuevos amigos, comenzar estudios en otros centros educativos, buscar trabajo fuera de casa, resolver problemas con los amigos de toda la vida, el nacimiento de un nuevo hermano, el fallecimiento de un ser querido…Ayudarle a ver las ventajas que obtendrá si se enfrenta a sus miedos y logra alcanzar todas sus metas (por ejemplo, si al final, aunque repita curso, se esfuerza y se deja ayudar en los estudios, aprobará, logrará el título y podrá acceder a una formación ajustada a sus intereses profesionales).

La resiliencia no se desarrolla de la noche a la mañana. Requiere un trabajo constante entre todos y todas. Y a veces pueden surgir baches y momentos de bajón donde parece que hemos dado un paso atrás, pero para eso las familias podemos estar apoyando a nuestros hijos, seguir ayudándole y buscar ayuda profesional. En el Gabinete Psicopedagógico Kaposkly se trabaja la resiliencia dentro de los programas de intervención educativa de la conducta. Si deseas más información, haz clic en la sección de «Contacto«.

¿Será mi hija capaz de resolver los conflictos que surjan de forma autónoma?

conflictos-niñosMira soy papá de una nena de 3 años que recién empezó a ir a un caif, a ella le a ido muy bien, pero la conozco y a veces observó cómo a ella le frustran las situaciones que no puede controlar, por ejemplo que otro niñ@ no comparta los juegos con ella, y lo que más me llamó la atención puntualmente de verla, fue: un niño hizo llorar a una nena, quitándole un juguete, ella la abrazo y dio un beso, esa niña 2 minutos más tarde le quitó a ella otro juguete, al verse molesta atino a morderse la mano y gritar, obvio no me contuve y la abrace pedí que se calme y le di un beso y la mandé jugar con otra cosa, pero cada vez que la dejaba sentía que ella me necesitaba por esas situaciones y no me gusta pensar en ello pero no puedo evitarlo, la pregunta puntual es cuál es la manera correcta de ayudar pero para que ella aprenda a resolver esas situaciones sin generarse ni generar a otros agresión de algún tipo, no sé si se entiende mucho lo que quiero saber pero es más o menos eso, desde ya muchas gracias.

La mejor manera de ayudar a tu hija es enseñándole pautas para resolver conflictos típicos que pueden experimentar los niños y niñas de 3 años. No debes nunca protegerla, sino enseñarle esas pautas que les ayuden a madurar, a mejorar sus habilidades sociales y a tener más confianza en sí misma. Esto repercutirá de manera positiva en su autoestima.

Te recomiendo hacer simulaciones con juguetes donde representéis escenas típicas que ha vivido en la escuela u otras que hayan podido ver en los dibujos animados de la televisión o en el parque. Los dos debéis interaccionar usando juguetes y representando el comportamiento ideal en cada juguete, según el contexto del conflicto. Luego debes ponerlo en práctica animando a tu hija a jugar en el parque con otros niños y niñas, controlando desde lejos que todo va bien, pero siempre dejando que ella pueda tener la oportunidad de emplear las estrategias que le has enseñado. Y por supuesto, su padre siempre debe ser el modelo a seguir para su hija, y debes evitar tener delante de ella conductas que no te gustaría que tu hija tuviese en el día a día, resolviendo los conflictos de la misma forma en que a ti te gustaría que los resolviera.

Si tienes constancia de que ha empleado estas estrategias, debes reforzarla alabando su comportamiento. Por el contrario, si compruebas que a pesar de todo ella ha llegado a reaccionar de manera inadecuada a un conflicto, pues tu hija debe recibir una consecuencia por su acto, que nunca debe ser un castigo físico (azotes en el culo y demás) porque estarías contradiciendo el mensaje que tú le quieres transmitir. La consecuencia puede ser que no pueda hacer algo que le agrade o que deba pedir disculpas y hacer algo por la otra persona, por ejemplo. Es algo que debes analizar.

Si tienes dudas, puedes ponerte en contacto con profesionales de la psicopedagogía y la psicología infantil, o hablar con los maestros y maestras de tu hija sobre este asunto. Seguro que pueden aportarte ideas y consejos para ayudaros a ti y a tu hija.