El año pasado, publiqué un libro denominado «El Conde Catdula y otras historias» que recopilaba todos (o casi todos, mejor dicho) los textos que había escrito entre 2015 y 2021 inclusive para trabajar diferentes aprendizajes con mi alumnado. Este año 2022 he publicado el nuevo volumen que tiene el mismo objetivo, es decir, difundir los textos que he ido redactando para trabajar diferentes aprendizajes con mi alumnado: orientación profesional, técnicas de estudio, comprensión lectora, comentario de texto, habilidades sociales, educación emocional, educación en valores, etc., entre otros. También he introducido algunos textos que no introduje en el anterior libro.
A diferencia del anterior libro, los textos aparecen clasificados por nivel educativo (Educación Primaria y Educación Secundaria). Espero que podáis disfrutarlos. Para acceder a la ficha del libro en Amazon, haced click aqui.
El pasado día 18 de mayo presenté una comunicación en el VI Congreso «Formación y Trabajo» celebrado en la Universidad de Málaga. Presenté una comunicación basada en la metodología que he llevado a cabo en mi gabinete para trabajar con el alumnado que solicitó trabajar por videoconferencia como vía de prevención para evitar un posible contagio por coronavirus (COVID-19). Mi objetivo fue aportar a las nuevas generaciones de pedagogos y a los profesionales que acudieron ideas para llevar a cabo programas de intervención psicopedagógica a partir de videoconferencias, aprovechando el potencial de diferentes programas y aplicaciones tecnológicas que permiten al psicopedagogo poder lograr que el alumnado adquiera los aprendizajes de la mejor manera posible y puedan seguir disfrutando de su derecho a recibir aquella educación que necesitan. Además, se explica la importancia de asumir las adversidades como oportunidades para el aprendizaje y el desarrollo profesional.
¡Buenas a todos y a todas! Antes que nada, pedir disculpas por el retraso en subir una nueva entrada al blog del Gabinete Psicopedagógico Kaposkly. La mayoría de las entradas estaban programadas desde hace tiempo y entre una cosa y otra he estado demasiado liado. En este ocasión, en vez de traeros un caso práctico resuelto, os aporto unas reflexiones personales sobre un tema de actualidad: La resiliencia.
La resiliencia es la capacidad que tienen las personas de afrontar de forma positiva los conflictos, dificultades y adversidades que surgen en la vida diaria, de maneras que estas sean consideradas como retos y oportunidades para el aprendizaje y el crecimiento personal. Los niños también pueden verse dentro de numerosos conflictos, como los siguientes:
Ser víctimas de un caso de acoso escolar o bullying.
Vivir en una situación de pobreza, con escasos medios y dificultades para poder comer o tener ropa.
Dificultades de aprendizaje, lo que conlleva problemas para alcanzar determinados aprendizajes, afectando a su autoestima.
Malas rachas en los estudios, sobre todo a medida que se va subiendo de nivel. Dificultades para asimilar y seguir los aprendizajes, con la amenaza de repetir curso pisándole los talones.
Conflictos y problemas de convivencia con sus iguales.
Problemas amorosos, para aquellos que sean adolescentes.
Dificultades para hacer amistades y tener una vida social estable a un nivel deseado.
Problemas familiares, como conflictos entre los padres, procesos de separación conflictivos donde hay juicios por la custodia.
Situaciones de maltrato infantil y/o violencia de género.
Vivir en un territorio en estado de guerra.
Vivir en un espacio que sufre confinamientos agresivos debido a una pandemia.
Podríamos mencionar muchos más. Ahora, ¿cómo desde casa podríamos ayudar a los niños a ser más resilientes?
Recordarle cuáles son sus fortalezas, es decir, aquellas habilidades que tienen, qué se les da bien hacer, lo que han logrado hasta ahora gracias a su esfuerzo y dedicación…Es importante trabajar su autoestima.
Ayudarles a superar sus dificultades a través de pautas, consejos, simulacros e incluso ayuda profesional, en caso de ser necesario (psicólogos, psicopedagogos, profesores particulares…).
Mantener una relación de afecto y confianza, demostrándole a nuestros hijos que pueden confiar en nosotros para que se desahoguen y les podamos ayudar, sin enfadarnos sin necesidad. Para ello, los padres deben trabajar la escucha activa y empática, para así saber entender lo que le sucede al niño bajo su percepción y forma de ver la vida y todas las situaciones. Aquello que para nosotros puede no tener importancia, para el niño bajo su forma de ver la vida sí lo tiene. Es importante que las familias entendamos eso.
Ayudarles a buscar el lado positivo de cada situación. Por ejemplo, si están tristes porque les va mal en matemáticas, el lado positivo es que si superan la materia, las dominarán mejor y se sentirá más capaz en un futuro de superar dificultades que tenga en otra materia porque ya sabe las herramientas para ello y se frustrará menos cuando llegue el momento.
Ayudarles a desarrollar sus habilidades sociales, es decir, que aprendan a iniciar conversaciones, a hablar en público, a dirigirse a terceras personas, a hacer recados, a afrontar situaciones y conflictos sociales donde intervengan otras personas, que sepan pedir ayuda a las personas más adecuadas en cada caso…
Trabajar la iniciativa, por ejemplo, permitiéndoles proponer planes para hacer en familia los fines de semana, a tomar decisiones sobre qué se van a poner para salir a pasear, qué decidan qué van a cenar al menos dos veces por semana, jugar a resolver acertijos y enigmas, debatir sobre noticias que se ven en la televisión y qué podría hacer él para resolverlos…
Desarrollar la capacidad de pensamiento crítico viendo dibujos animados que tengan una moraleja o mensaje, y debatir sobre ese mensaje, su importancia, su aplicación en la vida diaria…
Buscar un tiempo para desconectar de todo y sentirse bien. Posibilitarle participar en actividades que se le den bien y le resulten placenteras, desde actividades extraescolares hasta actividades de ocio para el fin de semana y las vacaciones. Es bueno que puedan estar en contacto con sus amistades y familiares más apreciados (por ejemplo, tíos y primos, abuelos…), con la naturaleza, hacer deporte de forma regular, participar en actividades de relajación (pilates, yoga, masajes, Mindfulness…), tener una dieta equilibrada…Se debe evitar que los niños consuman excesivas chucherías, los cuales les harán sentirse peor y más agotados.
Ayudarle a aceptar que los cambios forman parte de la vida. Acceder a nuevos retos académicos donde requiere mayor dedicación a los estudios, mudanzas, hacer nuevos amigos, comenzar estudios en otros centros educativos, buscar trabajo fuera de casa, resolver problemas con los amigos de toda la vida, el nacimiento de un nuevo hermano, el fallecimiento de un ser querido…Ayudarle a ver las ventajas que obtendrá si se enfrenta a sus miedos y logra alcanzar todas sus metas (por ejemplo, si al final, aunque repita curso, se esfuerza y se deja ayudar en los estudios, aprobará, logrará el título y podrá acceder a una formación ajustada a sus intereses profesionales).
La resiliencia no se desarrolla de la noche a la mañana. Requiere un trabajo constante entre todos y todas. Y a veces pueden surgir baches y momentos de bajón donde parece que hemos dado un paso atrás, pero para eso las familias podemos estar apoyando a nuestros hijos, seguir ayudándole y buscar ayuda profesional. En el Gabinete Psicopedagógico Kaposkly se trabaja la resiliencia dentro de los programas de intervención educativa de la conducta. Si deseas más información, haz clic en la sección de «Contacto«.
Hola mi hijo tiene 19 años esta en 2 bachiller. Repitió 1 y 2 eso. Y desde entonces siempre trae suspensos 5 o 6 y luego en septiembre los recupera y pasa de año con 2 asignaturas sin recuperar. Le han dado la libreta del primer trimestre y a suspendido 6 asignaturas. Ya no sé qué hacer quiero que estudie porque es un chico muy inteligente solo que estudia poco le gusta salir es muy sociable de hecho todos los que le conocen hablan muy bien de el. Porque es un chico que no ha dado problemas es muy educado nos respeta mucho a mi ya su papá. Pero lo que es el estudio nos trae por la calle de la amargura. Ya no sé que decirle por favor que me aconsejan.
No tengo demasiada información, sería necesario que su hijo fuese evaluado por un orientador educativo (psicopedagogo, pedagogo, psicólogo educativo…) para valorar si su hijo presenta algún tipo de dificultad de aprendizaje, o emplea unas técnicas de estudio inadecuadas, si tiene problemas para mantener la concentración o simplemente se encuentra desmotivado. Influyen siempre muchos factores. Es posible que, partiendo de la información que usted nos ha facilitado, le falte motivación para los estudios y no sé si mientras estudia tiene problemas para mantener la concentración. Le sugiero hablar con su hijo sobre la situación y valorar acudir a un gabinete psicopedagógico para realizar el correspondiente estudio de su perfil. Con todo ello, pueden tomar medidas dirigidas a intervenir en sus hábitos de estudio, procesos cognitivos, dificultades de aprendizaje o, en relación con la motivación, orientarle sobre las posibles salidas académicas y profesionales para después del Bachillerato en conexión con su personalidad, intereses y aptitudes. Ignoro si ya usted ha hablado con su hijo sobre qué espera de la vida, sus intereses académicos para cuando finalice el instituto y de qué le gustaría poder trabajar. Es algo importante, porque si no tiene una meta ya definida (en 2º de Bachillerato ya tiene que ir pensando algo), quizás necesite orientación para ayudarle a descubrir qué le gustaría hacer y las posibilidades académicas disponibles para formarse para ello.
Busca una experiencia educativa de aprendizaje basado en problemas a partir de la cual describe y explica cómo se fomenta el aprendizaje estratégico por parte del alumnado.
No entiendo tu consulta, no sé si estás buscando una reflexión personal o es para un trabajo de la universidad. La metodología del aprendizaje basado en problemas es cierto que puede ayudar al alumnado a desarrollar las funciones ejecutivas, el trabajo en equipo y favorecer una mayor comprensión de los contenidos y aprender procedimientos que ayudarán a que apliquen en su vida cotidiana los aprendizajes.
Esto promueve el desarrollo de aprendizajes más significativos y relevantes, al poder conectar todo con sus esquemas de conocimiento y poner en relación todas las ideas. Y por supuesto, puede resultar más motivador para el alumnado, mejor que sentarse delante de un libro y memorizar el contenido para superar un examen y luego olvidar ese contenido tras el examen.
Me gustaría sugerirte la metodología basada en la realización de proyectos de Aprendizaje y Servicio (APS). Va más allá, ya que el alumnado diseña, desarrolla y lleva a la práctica un proyecto de intervención real en un contexto real, estableciendo una conexión directa con el currículum de contenidos. Por ejemplo, supongamos que están estudiando el tema de la contaminación en clase, y como proyecto realizan una
campaña de sensibilización para que las personas protejan y cuiden su entorno natural más cercano. O están estudiando informática y como proyecto diseñan una página web para una entidad social. Pueden surgir muchas ideas. Las competencias y habilidades que se pueden trabajar con esta metodología son inmensas, y por supuesto está relacionado con el «aprender a aprender», porque el alumnado investiga, analiza, se documenta, debate, evalúa, etc.