
Mi hijo de 4 años se porta muy bien y obedece a todo en el colegio pero con nosotros es todo lo contrario. Todo le viene mal y a todo dice que no, vestirse, comer, lavarse, bañarse, irse a la cama, salir a la calle, volver a casa. Absolutamente todo. Esto genera continuas riñas con el y ya no se que puedo hacer diferente. He leído que puede ser que quiera llamar nuestra atención pero es que estamos con el, jugamos, lo llevamos a sitios. Sufre de adenoides y van a operarme y yo pienso que puede ser que este cansado continuamente al no descansar bien.
Son dos contextos diferentes. Vosotros sois sus padres, os tiene mucha confianza y sabe cómo vais a responder ante cualquier conducta. En su centro educativo puede que también sepa lo que puede pasar si su conducta es negativa, de ahí a que se comporte mejor. Es posible que su estado físico esté influyendo, pero no debe justificar nunca una mala conducta. Con respecto a los «no», debéis actuar de manera que vea las consecuencias de sus actos. Por ejemplo:
-«No quiero comer«: Pues se queda sin comer, y cuando tenga hambre, no podrá comer nada hasta la siguiente comida en familia que se haga. En caso de que sea porque no le guste el plato, ved si podéis cocinarlo de una manera que le guste o acostumbradle a comerlo poco a poco alternando con algo que le guste).
-«No quiero vestirme«: Como sacarlo en pijama a la calle resulta humillante, se le puede vestir poniéndole encima la ropa, y si no le agrada, pues debe vestirse.
-«No quiero salir a la calle«: En esta situación, como no podrá quedarse solo (lograría su objetivo), se puede pensar en castigarle sin algo que le guste o haciendo algo que le desagrade (por ejemplo, fregar los baños).
En todo momento tenéis que alabarle cuando se porte bien, con abrazos y bonitas palabras, valorando que él es un chico inteligente y muy capaz. Solo en caso de que no haya manera de que cambie de conducta, se le castigará obligándole a hacer algo que no le agrada o dejándole sin algo que le guste durante ese día o un breve período de tiempo. Si veis que se pone a protestar por alguna cosa sin importancia o a faltaros el respeto, dejadle solo y decidle que no hablaréis con él hasta que se calme y deje de faltar el respeto. Cuando se calme, ya podéis acercaros a él.
Son solo algunas ideas. Si veis que tenéis dificultades, os recomiendo acudir a un psicólogo infantil. Nunca recurráis a la violencia física ni verbal. Si veis que se encuentra dolorido por su enfermedad, consoladle y decidle que él es un niño fuerte y que confiáis en que va a soportar este dolor y se va a enfrentar a ello.