Recibir la noticia de que tu hijo tiene dislexia puede generar un torbellino de emociones: preocupación, confusión, alivio por ponerle un nombre a las dificultades, y muchas preguntas. Es importante recordar que la dislexia es una dificultad específica del aprendizaje de origen neurobiológico. No tiene nada que ver con la inteligencia. De hecho, muchas personas con dislexia son brillantes, creativas y tienen un gran potencial.
Si tu hijo o hija ha sido diagnosticado con dislexia, esta guía te ofrece una serie de pasos prácticos y recomendaciones para afrontar esta nueva etapa y acompañarlo de la mejor manera.
1. Infórmate y comprende la dislexia
El primer paso es educarte. Cuanto más entiendas sobre la dislexia, mejor podrás apoyar a tu hijo/a.
- ¿Qué es la dislexia? Es una dificultad para reconocer las palabras de forma precisa y fluida, lo que afecta la lectura, la ortografía y, en ocasiones, la expresión escrita.
- Mitos comunes: Desmiente la idea de que la dislexia es «ver las letras al revés» o que se cura con esfuerzo. Es una condición con la que se nace y que requiere estrategias de aprendizaje adaptadas.
- Recursos fiables: Busca información en asociaciones de dislexia, fundaciones educativas o profesionales especializados.
2. Habla con tu hijo con honestidad y empatía
Es crucial abordar el tema con tu hijo de forma abierta y positiva.
- Explica qué es la dislexia de forma sencilla: «Tu cerebro procesa las letras y las palabras de una forma un poco diferente. Eso significa que aprender a leer y escribir te va a costar un poco más que a otros niños, pero no significa que seas menos inteligente.»
- Hazle saber que no está solo: Comparte ejemplos de personas exitosas con dislexia (científicos, artistas, empresarios).
- Refuerza sus puntos fuertes: La dislexia no define a tu hijo. Enfócate en sus talentos y habilidades en otras áreas.
- Valida sus sentimientos: Reconoce si se siente frustrado, triste o enojado. «Entiendo que esto te parezca difícil a veces, y está bien sentirte así.«
3. Colabora estrechamente con la escuela
La escuela es tu mayor aliado en este proceso.
- Comunícate con el profesorado: Explícales el diagnóstico y solicita una reunión para discutir las adaptaciones necesarias.
- Plan de apoyo individualizado (PAI): Pide que se elabore un plan que incluya metodologías específicas, como el uso de materiales adaptados, más tiempo para los exámenes, reducción de la cantidad de texto, etc.
- Fomenta la flexibilidad: La paciencia y la comprensión de los docentes son clave. Recuérdales que tu hijo/a está esforzándose.
- Mantente en contacto: Las reuniones periódicas son fundamentales para evaluar el progreso y ajustar las estrategias.
4. Busca apoyo profesional especializado
Un equipo de profesionales puede marcar una gran diferencia. Los profesionales de la pedagogía y psicopedagogía pueden ayudar a tu hijo/a a trabajar sus habilidades de conciencia fonológica, silábica, léxica y semántica, además de la lectura y la escritura. Puede ayudarle a diseñar estrategias de aprendizaje personalizadas y a abordar posibles dificultades emocionales. Además, si muestra signos de baja autoestima, ansiedad o frustración, puede ofrecerle herramientas para gestionar sus emociones.
5. Apoya a tu hijo en casa con estrategias efectivas
El ambiente familiar es un pilar fundamental.
- Crea un espacio de estudio adecuado: Ordenado, tranquilo y con buena iluminación.
- Fomenta la lectura de forma lúdica: No lo fuerces. Lean juntos, usa audiolibros, cómics, libros sobre temas que le interesen. La clave es que la lectura sea un placer.
- Usa la tecnología a tu favor: Existen aplicaciones, software de texto a voz, correctores ortográficos y programas específicos para dislexia que pueden ser de gran ayuda.
- Prioriza la comprensión sobre la perfección: Es más importante que entienda lo que lee a que lo lea sin errores. Lo mismo con la escritura.
- Ayuda con la organización: Las personas con dislexia a veces tienen dificultades con la organización y la memoria de trabajo. Ayúdale con agendas, calendarios y rutinas.
- Refuerza positivamente: Celebra cada pequeño avance, cada esfuerzo. El ánimo y la motivación son vitales para su autoestima.
- Sé paciente: El progreso puede ser lento y fluctuante. Habrá días buenos y días malos. Tu paciencia es su mayor tesoro.
6. Cuida el bienestar emocional de tu hijo (y el tuyo)
El impacto emocional de la dislexia puede ser significativo.
- Escucha sus frustraciones: Permítele expresar sus sentimientos sin juicio.
- Fomenta la autoestima: Recuérdale constantemente sus fortalezas, talentos y lo mucho que lo valoras. La dislexia es solo una parte de él, no su identidad.
- Actividades fuera del ámbito académico: Asegúrate de que tenga tiempo para sus hobbies, deportes y amigos, donde pueda sentirse exitoso y relajado.
- Busca apoyo para ti: Compartir tus preocupaciones con otros padres, grupos de apoyo o profesionales puede ser muy útil para gestionar tus propias emociones.
La dislexia es un viaje largo, pero con el apoyo adecuado, tu hijo/a puede desarrollar todo su potencial. Tu amor, comprensión y persistencia serán las herramientas más poderosas en este camino.
Si necesitas asesoramiento o que ayuden a tu hijo/a en este sentido o a ti mismo, accede a la sección de Contacto.

